domingo, 25 de marzo de 2012

Viva Suecia...

¿Es normal conocer la verdad y aún así creer lo opuesto? No, no hago mención a la pregunta número 8 del último programa de Atrapa un Millón. Hago referencia a ese sentimiento que nace cuando el conocimiento que añadimos a nuestra razón tiene el mismo valor que la persona a la que deberíamos enfrentarnos tras conocerlo. En ética siempre nos enseñaban que nuestra libertad acaba donde comienza la libertad del otro, pero ¿y si ambas libertades se entrecruzan y no por consentimiento de ambas? ¿Qué se hace en esos casos? ¿Es mejor ser permisivo o marcar los límites aunque éstos separen más de lo que puedas imaginar? En ocasiones, es sabido que los amores reñidos son los más queridos pero, llámenme loco si quieren, no encuentro el lugar en el que puede estar escondida la felicidad dentro de esa riña a la que llaman pareja. En definitiva, ¿hasta cuando viene bien hacerse el sueco?

1 comentario:

  1. Mi amor, si estás hablando de lo que creo que estás hablando yo creo que deberías ser permisivo. A veces el problema de muchas parejas es que se da importancia a cosas que en realidad no la tienen tanto y se le resta importancia a las que de verdad importan y si están funcionando. Céntrate en lo que te dan, y no en lo que no...Espero que te sirva. Un besito mi rey!!

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